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Artículo

Cuando las utilidades se utilizan para construir un mundo mejor

Articulo escrito por Silvia Castañeda para la revista Procapitales.

Navegando las tormentas empresariales: El manejo de crisis y riesgos en un mundo VUCA y BANI

En el presente artículo, la autora reflexiona sobre los desafíos de diversa índole que condicionan el desempeño empresarial, planteando una serie de aspectos y herramientas que las organizaciones deben considerar e implementar a fin de enfrentar las crisis y los riesgos de manera más prometedora en entornos de incertidumbre y de mayor complejidad.

En momentos que se aproximaba el término del año 2023, las empresas se encontraban inmersas en la frenética búsqueda de un cierre de ventas exitoso y también en haber completado su plan estratégico 2024, en base a la información disponible, pero la vorágine del mercado exige una reflexión más profunda y estratégica. Nos enfrentamos a un entorno empresarial caracterizado por la Volatilidad, la Incertidumbre, la Complejidad y la Ambigüedad (contexto conocido como VUCA), exacerbado por la imprevisibilidad del entorno, conocida con el acrónimo BANI –frágil, ansioso, no lineal, incomprensible–. Ante este escenario vertiginoso, cabe preguntarse: ¿cómo pueden las empresas no solo sobrevivir, sino prosperar en este caos? La respuesta reside en la capacidad de una dirección estratégica sólida para el manejo de crisis y riesgos.

La necesidad de asumir roles

En el entorno organizacional, es común asumir que la existencia de áreas integrales de la empresa debería estar cubriendo estos roles y responsabilidades que mitiguen riesgos y contingencias; sin embargo, esta suposición puede ser engañosa, puesto que pueden existir vacíos internos o lagunas de información que se abren debido a factores como la rotación de personal, caídas de los sistemas, pérdida de datos, reducción de personal, falta de capacitación o inducción a nuevos empleados. Estos vacíos representan ventanas abiertas para posibles crisis o fuga de información, que incluyen desde respuestas inadecuadas a reclamos de clientes, negociaciones apresuradas con proveedores sin cubrir todos los términos y condiciones, temas de ciberseguridad y ciberataques, alta demanda de entes reguladores, etc.

Cada acción mal gestionada puede desencadenar consecuencias de largo alcance. El manejo adecuado de crisis y riesgos no es solo reactivo, sino proactivo, pues implica un papel vigilante continuo y constante dentro de la organización que pueda garantizarla implementación de controles efectivos en cada área y anticiparse a los riesgos.

La falta de atención a estos detalles o de la debida diligencia puede resultar en errores críticos. La magnitud de estos riesgos no puede ser subestimada, y su impacto podría extenderse más allá de lo inmediato, afectando la reputación, la relación con los clientes, los proveedores, y el sistema financiero, y la continuidad de los negocios.

Los riesgos en la empresa

El espectro de crisis y riesgos en la empresa es vasto y diverso, abarcando riesgos inflacionarios, volatilidad macroeconómica, tipo de cambio, conflictos geopolíticos, riesgos cibernéticos, riesgos de salud y, por supuesto, el cambio climático e inequidad social. En ese sentido, es imperativo que el directorio y la alta gerencia asuman roles de guardianes, revisando en agenda el mapa de riesgos y el cumplimiento a los que se ve expuesto.

Para 2024, es indispensable tener en agenda un plan integral de capacitación y entrenamiento como una medida de prevención, revisar el código de conducta, contar con herramientas de prevención de fraude y corrupción, implementar y hacer seguimiento de la línea ética, proceder a la protección de datos, aplicar un riguroso programa de auditoría interna, formular planes de contingencia para hacer frente al cambio climático, y cumplir las buenas prácticas de sostenibilidad y de gobierno corporativo.

En relación con los temas de ciberseguridad, debemos estar muy atentos con el uso de la inteligencia artificial y regular el uso correcto de esta herramienta al interior de nuestra organización por parte de nuestros propios empleados, brindando capacitación y entrenamiento. No podemos negar su uso y existencia, pero sí regular su uso. Por ello, los temas anteriormente expuestos se convierten en faros que guían a las empresas hacia aguas más seguras.

En suma, la dirección estratégica se constituye como el timón que no solo permite a las empresas sobrevivir en este tumultuoso paisaje empresarial, sino también prosperar. Es a través de una visión proactiva, el fortalecimiento de procesos internos y la constante preparación ante lo imprevisible que las organizaciones pueden mantenerse a flote y destacarse en medio de las tormentas empresariales. En este juego de adaptabilidad y anticipación, las empresas que abracen el cambio continuo como parte de sus agendas y el desafío del manejo de crisis y riesgos estarán mejor equipadas para enfrentar y conquistar el dinámico futuro empresarial que nos aguarda.

Silvia Castañeda

Asociada de WomenCEO Perú y Miembro de la Plataforma de Directores Perú