En el presente artículo, la autora argumenta la importancia de incorporar las estrategias ESG (Environmental, Social, and Governance) como parte de la innovación educativa, sobre todo en el segmento de educación técnica superior, para así contar con futuros profesionales comprometidos con la responsabilidad social y medioambiental, lo que habrá de resultar en una alianza clave para forjar un futuro sostenible en el Perú.
En mi experiencia empresarial y académica, tuve el privilegio de desempeñarme como docente, un rol que ayuda a transformar vidas. Estoy convencida que el camino hacia el desarrollo y la sostenibilidad es la educación. He transitado por varias instituciones educativas superiores de Lima y de otras regiones; todas ellas con ganas de contribuir con el país. En esta experiencia, compartí con colegas íntegros y tuve alumnos que me enseñaron a perseverar y a comprender los obstáculos que esquivaban para poder aprender. Para acceder a una educación de calidad no basta con tener ganas, sino que hay que superar altas murallas ensombrecidas por inequidades y brechas.
Educación y ESG
El reto de las instituciones educativas es lograr un sistema basado en un crecimiento sostenible que permita el acceso a una educación de excelencia. Pero, ¿cómo convencemos a nuestros hijos que el futuro está aquí, en nuestro país, y que hay oportunidades? La respuesta es a través de una educación accesible y que garantice su desarrollo. Así, la empresa privada, el sector educativo y el Gobierno tienen una tarea pendiente. La alianza entre la innovación educativa desde la formación técnica y tecnológica en sinergia con los principios ESG se presenta como una oportunidad para promover un desarrollo sostenible.
La educación superior técnica y tecnológica es crucial porque forman profesionales que atienden necesidades inmediatas del mercado laboral, mientras se alinean con los principios ESG. El Perú enfrenta retos socioeconómicos, donde la innovación educativa no solamente constituye una herramienta de progreso, sino un vehículo para la evolución de la sociedad.
Nuestro sistema de educación técnica ha experimentado un proceso de reforma en los últimos años, particularmente con la Ley N° 30512, que busca asegurar la calidad de los institutos y escuelas de educación superior mediante un proceso de licenciamiento. Según el Ministerio de Educación, hasta 2023, más de 60 institutos tecnológicos habían sido licenciados, beneficiando a más de 150 mil estudiantes que ahora reciben educación con condiciones mínimas de calidad. Esta reforma busca cerrar brechas en infraestructura y equipamiento, para mejorar la competitividad de los profesionales egresados en sectores clave para el desarrollo económico del país.
La necesidad de integrar los principios ESG en niveles educativos de formación técnica se basa en el afán de crear valor en las empresas mediante acciones concretas de responsabilidad social y medioambiental. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sostiene que, en el Perú, ocho de cada diez empresas requieren profesionales técnicos, pero la oferta educativa es insuficiente. La falta de promoción de la oferta técnica de calidad es una barrera, sumado al predominio de la educación universitaria como único vehículo de empleabilidad. Hoy solo el 30% de estudiantes a nivel nacional opta por una educación técnica. Un estudio de SENATI reveló que existe un déficit del 30% de puestos de trabajo para técnicos en el rubro de la minería, y esta cifra es similar en el resto de las industrias.
No basta técnicos competentes en sus áreas de especialización; es vital que comprendan que sus acciones tienen un impacto en su entorno y que tienen un papel en la construcción de un futuro sostenible. Los técnicos profesionales deben ser capaces de aplicar soluciones innovadoras y tecnologías en las empresas, contribuyendo a su competitividad y al crecimiento económico sostenible del país.
Así, la educación también debe integrar los principios ESG, para formar profesionales competentes con una visión integral del desarrollo sostenible. La alianza entre ESG e innovación educativa puede generar un impacto a largo plazo, ya que permitirá que los sectores productivos clave operen con principios ESG, fortaleciendo la competitividad del país.
Conclusión
Los principios de ESG no deben ser solo una tendencia o una obligación normativa para las empresas, sino que deben integrarse en el ADN de las instituciones educativas, para que los futuros profesionales se conviertan en agentes de cambio con una visión integral de la sostenibilidad. Este es el motor transformador para el desarrollo económico y social: apostar por ESG e innovación educativa es hacerlo por formar líderes que nos llevarán hacia un camino más inclusivo y sostenible.
Esther Barrantes
Asociada de WomenCEO Perú y Miembro de la Plataforma de Directores Perú